Lunes 14 de julio 2025

UN COMIENZO DIFÍCIL

Lunes 14 de julio 2025 Escuela Sabática para Maestros

Aunque Moisés vislumbraba sin duda cuán difícil era lo que el Señor le había encomendado (de allí su renuencia), probablemente no tenía siquiera idea de lo que le esperaba.

Lee Éxodo 5:3 al 23. ¿Cuáles fueron los resultados inmediatos del primer encuentro de Moisés y Aarón con el faraón?

Éxodo 5:3-23

Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada. Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas. Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas. Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo: De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios. Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas. 10 Y saliendo los cuadrilleros del pueblo y sus capataces, hablaron al pueblo, diciendo: Así ha dicho Faraón: Yo no os doy paja. 11 Id vosotros y recoged la paja donde la halléis; pero nada se disminuirá de vuestra tarea. 12 Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojo en lugar de paja. 13 Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acabad vuestra obra, la tarea de cada día en su día, como cuando se os daba paja. 14 Y azotaban a los capataces de los hijos de Israel que los cuadrilleros de Faraón habían puesto sobre ellos, diciendo: ¿Por qué no habéis cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer ni hoy, como antes? 15 Y los capataces de los hijos de Israel vinieron a Faraón y se quejaron a él, diciendo: ¿Por qué lo haces así con tus siervos? 16 No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí tus siervos son azotados, y el pueblo tuyo es el culpable. 17 Y él respondió: Estáis ociosos, sí, ociosos, y por eso decís: Vamos y ofrezcamos sacrificios a Jehová. 18 Id pues, ahora, y trabajad. No se os dará paja, y habéis de entregar la misma tarea de ladrillo. 19 Entonces los capataces de los hijos de Israel se vieron en aflicción, al decírseles: No se disminuirá nada de vuestro ladrillo, de la tarea de cada día. 20 Y encontrando a Moisés y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuando salían de la presencia de Faraón, 21 les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten. 22 Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? 23 Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a tu pueblo.

Incluso antes de presentarse ante el faraón, Moisés y Aarón reunieron a los ancianos y al pueblo de Israel, les refirieron las palabras de Dios e hicieron ante ellos las señales sobrenaturales de origen divino, lo que hizo que Israel creyera que el Señor los liberaría de su esclavitud. Como resultado, adoraron al Señor (Éxo. 4:29-31). Las expectativas eran grandes: el Señor iba a liberar por fin al pueblo hebreo de su esclavitud.

Moisés presentó entonces al rey de Egipto las exigencias de Dios, y las cosas empeoraron para los israelitas. Su sufrimiento aumentó, y su trabajo diario se hizo más pesado y exigente. Se los acusó de ser perezosos, se los trató con más dureza y su servicio se hizo más difícil de lo que ya había sido.

En consecuencia, los líderes del pueblo no estaban contentos, y el enfrentamiento entre ellos y Moisés y Aarón fue desagradable, algo que, como veremos más adelante, presagiaba el tipo de conflictos que Moisés tendría con su propio pueblo en los años venideros.

Lee Éxodo 5:21 y ponte luego en el lugar de estos hombres cuando confrontaron a Moisés y a Aarón. ¿Por qué dijeron eso?

Éxodo 5:21

21 les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.

No es tan difícil entender por qué se habían airado contra Moisés (“Que el Señor los examine y juzgue”, dijeron). Pensaban que Moisés venía a liberarlos de los egipcios, no a hacer el yugo de su servidumbre aún más difícil.

Así, además de lidiar con los egipcios, Moisés y Aarón tuvieron que hacerlo también con su propio pueblo.

¿Cuáles son algunas de las mejores maneras de tratar con los líderes de la iglesia local cuando surgen desacuerdos, como inevitablemente sucede?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

[Los] capataces creyeron que su opresión venía de sus comisarios, y no del rey mismo; y se presentaron ante este con sus quejas. Su protesta fue recibida por Faraón con un denuesto: «Estáis ociosos, sí, ociosos, y por eso decís: Vamos, y sacrifiquemos a Jehová». Se les ordenó regresar a su trabajo, con la declaración de que de ninguna manera se aligerarían sus cargas. Al volver, encontraron a Moisés y a Aarón y clamaron ante ellos: «Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues habéis hecho heder nuestro olor delante de Faraón y de sus siervos, dándoles el cuchillo en las manos para que nos maten»

Cuando Moisés oyó estos reproches se afligió mucho. Los sufrimientos del pueblo habían aumentado en gran manera. Por toda la tierra se elevó un grito de desesperación de ancianos y jóvenes, y todos se unieron para culparlo a él por el desastroso cambio de su condición. Con amargura de alma Moisés clamó a Dios: «Señor ¿por qué afliges a este pueblo? ¿para qué me enviaste? Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú tampoco has librado a tu pueblo». La contestación fue: «Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los ha de dejar ir, y con mano fuerte los ha de echar de su tierra». Otra vez le recordó el pacto hecho con sus padres, y le aseguró que sería cumplido (Historia de los patriarcas y profetas, p. 264).

La nación hebrea fue puesta en estrecha relación con Dios, como un pueblo peculiar, una nación santa. El Señor dio a Israel evidencias de su presencia, para que temieran su nombre y obedecieran su voz, y para que reconocieran que los conducía a la tierra prometida. El poder de Dios, que se reveló de una manera tan asombrosa en su liberación de Egipto, fue manifestado de vez en cuando a lo largo de todo su viaje.

Y en estas manifestaciones y revelaciones Dios estaba levantando a Israel de una condición desmoralizada. Habían de efectuarse grandes cambios en este pueblo desorganizado; porque la opresión, la servidumbre y la asociación idólatra habían deformado sus hábitos, sus apetitos y su carácter.

El Señor había prometido a Israel que si obedecían sus mandamientos, supliría sus necesidades con su poder milagroso. Pero los hebreos no estaban dispuestos a someterse a las instrucciones y restricciones del Señor. Ellos preferían seguir su propio camino. Deseaban seguir la dirección de sus propias mentes y ser controlados por su propio juicio.

El Señor oyó sus murmuraciones, y la presencia divina se reveló de un modo tan notable que tuvieron miedo. Se oyó una voz procedente de la gloria, que ordenaba a Moisés y a Aarón acercarse a la columna de nube donde Cristo estaba envuelto. Y el Señor habló con Moisés y Aarón, y los israelitas oyeron su voz que les decía que había oído sus murmuraciones… En todo su trato con ellos, Dios procuraba enseñar a su pueblo que no era a Moisés a quien culpaban, sino que sus murmuraciones iban dirigidas contra su divino Líder (The Signs of the Times, 19 de julio, 1899, párr. 1-4).


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